La automatización y digitalización de procesos, la economía circular e información al consumidor, prioridades aplicadas durante toda la cadena de valor para lograr este fin, según AINIA
La automatización de líneas de producción, la digitalización de los procesos productivos,
garantizar la seguridad alimentaria de envases y productos, la apuesta por la economía circular y el desarrollo de acciones de sensibilización al consumidor, aspectos prioritarios para contribuir a reducir el desperdicio de alimentos, según ha apuntado AINIA, con motivo de la celebración de la
Semana contra el Desperdicio Alimentario.
España es el séptimo país de Europa que más comida desperdicia, 7,7 millones de toneladas al año, según el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente. Para el
jefe del Departamento de Automatización Inteligente de AINIA, Ricardo Díaz,
“las tecnologías de inspección aplicadas a procesos de fabricación de productos alimenticios y envases pueden detectar y corregir lo antes posible cualquier defecto o problema que se pueda producir. La aplicación de estas tecnologías en diferentes líneas de producción es clave”. Además, el correcto diseño higiénico y la prematura detección de cuerpos extraños en los productos, así como la aplicación de la llamada agricultura de precisión en distintas explotaciones agrarias que permita, entre otros aspectos, conocer en tiempo real el grado de madurez o el control de plagas, ayudan a reducir un porcentaje altísimo de desperdicio alimentario.
Por su parte,
“las tecnologías digitales permitirán una mayor colaboración entre los eslabones de la cadena de valor, así como un mejor control del producto entre todos ellos de cara a lograr una cadena alimentaria mucho más segura y eficiente, logrando reducir significativamente el desperdicio”, según ha apuntado
David Martínez, jefe del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de AINIA. Aplicar la inteligencia de negocio, la estimación de la demanda, una correcta gestión de la logística, por ejemplo, con sensores cadena de frío y la aplicación de la interoperabilidad, contribuirá a este fin.
“Aumentando la calidad y conservación de los alimentos a través de ingredientes, envases y procesos se contribuye también a la lucha contra el desperdicio de alimentos”, según
Encarna Gómez, jefa del Departamento de Nuevos Productos y Procesos de AINIA. La innovación de producto, según estilos de vida y preferencias consumidor, también ayuda a ese objetivo.
Así mismo, para
Carlos Enguix, responsable de Tecnologías del Envase de AINIA “el desarrollo de envases seguros para alimentos, es clave para alargar su vida útil”. Como ejemplos de ello se puede citar los trabajos que estamos desarrollando en la selección de materiales y nuevos sistemas de envasado, el desarrollo de envases activos e inteligentes, envases re-cerrables que permiten conservar mejor los productos una vez abiertos, la adecuación del formato del envase para las necesidades de consumo o dentro de los llamados
convenience aquellos que permiten la extracción completa del producto y evitan que quede producto en el interior del envase o pegado a las paredes
, logrando así reducciones importantes en el desperdicio”.
Para aquellos residuos que no se puede valorizar,
Begoña Ruiz, del Departamento de Biotecnología de AINIA plantea procesos de valorización sostenible para la obtención de bioproductos y energía. Por ejemplo, los alimentos deteriorados o caducados pueden servir para lograr biomasa; aquellos maduros o los excedentes pueden tener una segunda oportunidad de transformación. También los subproductos de la industria agroalimentaria pueden reutilizarse para la extracción compuestos de interés, la generación de biomasa y/o bioenergía.
Acciones de difusión, formación y promoción dirigidas al consumidor son fundamentales para sensibilizar a los consumidores, según recuerda
María José Sánchez, jefa del Departamento de AINIA Consumer. En este sentido, la interconectividad, la correcta gestión de la despensa, el uso de Apps, la compra inteligente y personalizada, con un correcto listado de compra y recetas, también contribuye para que el consumidor se sume a la necesidad real y urgente del reducir el desperdicio de alimentos.
Por último, para
el jefe de Seguridad Alimentaria de AINIA, y representante del centro tecnológico en la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC), Roberto Ortuño,
“juntos sumamos contra el desperdicio alimentario”.
AINIA es el centro tecnológico que trabaja para impulsar la competitividad de las empresas a través de la innovación, con más de 30 años de experiencia constituido como asociación privada sin fines lucrativos. Es uno de los centros tecnológicos europeos con mayor base social empresarial, con más de 700 empresas asociadas y con más de 1.500 clientes.