La ingesta de alimentos ha sido crucial para la supervivencia humana a lo largo de la historia. Los productos hortofrutícolas, ricos en nutrientes, desempeñan un papel fundamental en nuestra alimentación. Sin embargo, su corta vida útil y las pérdidas poscosecha son desafíos importantes, especialmente en países en desarrollo.
Los factores que influyen en la vida útil de los productos hortofrutícolas son diversos, incluyendo aspectos biológicos, fisiológicos, y ambientales. La transpiración, respiración, maduración y senescencia son procesos clave que afectan la calidad y durabilidad de estos alimentos. La manipulación adecuada desde la precosecha hasta la poscosecha es esencial para minimizar las pérdidas.
Para prolongar la vida útil de los productos, se emplean diversas tecnologías. El manejo de la temperatura es crucial, con métodos como el preenfriamiento y tratamientos térmicos. Las atmósferas modificadas y los recubrimientos también son importantes para mantener la frescura y calidad de los productos. Además, se utilizan técnicas de desinfección y herramientas avanzadas poscosecha, como el uso de inteligencia artificial y tratamientos físicos y químicos.
En el futuro, se espera que la funcionalización de bio-recubrimientos, el uso de inteligencia artificial en la agricultura, y la comprensión de las respuestas fisiológicas ante el cambio climático, contribuyan a mejorar aún más la vida útil de los productos hortofrutícolas. Estas innovaciones prometen satisfacer las necesidades del consumidor y reducir las pérdidas poscosecha.