Tras años de debate y desarrollo normativo, a la espera de la inminente publicación en el BOE de la Ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, una regulación que busca reducir de forma significativa el desperdicio de alimentos en todas las fases de la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumidor final.
Esta ley da continuidad a iniciativas como la estrategia “Más alimento, menos desperdicio” y se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en concreto con el ODS 12.3, que insta a reducir a la mitad el desperdicio alimentario per cápita a nivel minorista y doméstico, así como a minimizar las pérdidas en toda la cadena de producción y suministro.
La Ley introduce un nuevo marco obligatorio para todos los agentes de la cadena alimentaria, con medidas concretas que persiguen la prevención como primera prioridad, según una jerarquía de uso que prioriza el consumo humano frente a otros destinos posibles. Algunos de los puntos clave que regula la Ley son:
La ley aplica a un amplio abanico de actores: empresas agroalimentarias, comercios minoristas, empresas de hostelería y restauración, entidades sociales que gestionan alimentos y administraciones públicas. Cada uno de ellos deberá identificar dónde se generan pérdidas bajo su control y aplicar las medidas preventivas establecidas.
Entre las principales obligaciones:
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Además, ofrecemos formación técnica para equipos y departamentos implicados, ayudando a incorporar la sostenibilidad como eje estratégico.
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