Los cítricos pigmentados, como las naranjas sanguinas, han despertado un gran interés en el mercado debido a su alto valor nutracéutico y su atractivo visual. La coloración rojiza de estos frutos se debe principalmente a la presencia de antocianinas, compuestos con potentes propiedades antioxidantes. Estos pigmentos no solo contribuyen a la prevención de enfermedades cardiovasculares y neurológicas, sino que también mejoran el perfil nutricional de la fruta, aumentando su valor comercial y su demanda en mercados nacionales e internacionales.
La coloración de los cítricos no solo depende de su genética, sino que también está influenciada por diversos factores ambientales y agronómicos. Entre los principales determinantes se encuentran:
Condiciones climáticas: La pigmentación se ve favorecida en regiones con marcadas diferencias de temperatura entre el día y la noche (aproximadamente 10 °C), lo que estimula la síntesis de antocianinas.
Madurez del fruto: A medida que el fruto madura, la síntesis de pigmentos se intensifica, alcanzando su máximo nivel en el punto óptimo de maduración.
Irradiación solar: La exposición a la luz solar directa incrementa la producción de antocianinas en la piel y la pulpa, reforzando la intensidad del color.
Estado nutricional: Un equilibrio adecuado de nutrientes, especialmente nitrógeno y potasio, es crucial para la estabilidad y desarrollo de los pigmentos.
Combinación variedad/patrón: La interacción entre la variedad del cítrico y el patrón sobre el que se injerta puede modular significativamente la intensidad y estabilidad de la pigmentación.
El patrón sobre el cual se injerta un cítrico juega un papel determinante en la expresión de los pigmentos. Investigaciones recientes han demostrado que los patrones de cítricos influyen en la síntesis de pigmentos en variedades pigmentadas, afectando tanto la firmeza del fruto como la coloración del zumo.
Un estudio del Centro de Tecnología Postcosecha-IVIA (Valencia) analizó las variedades Tarocco Rosso y Moro Catania injertadas en distintos patrones, observando que el mandarino Cleopatra y sus híbridos FA5 y FA13 promovieron una mayor síntesis de pigmentos, manteniéndolos incluso en recolecciones tardías. Estas combinaciones demostraron ser altamente efectivas en la retención del color y en la mejora de la calidad poscosecha.
Un estudio paralelo realizado en la Universidad de Catania (Italia) confirmó que la pigmentación está influenciada por las temperaturas frías y el patrón de injerto. En particular, se destacaron combinaciones como C35, Bitters y Carpenter, que favorecieron una mayor acumulación de pigmentos. Además, un ensayo de almacenamiento poscosecha demostró que la conservación a 9 °C potencia la síntesis de pigmentos, siendo este efecto especialmente notable en frutos injertados sobre Carrizo.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que la selección del patrón adecuado no solo mejora la coloración del fruto, sino que también influye en su estabilidad durante la poscosecha, asegurando una mayor aceptación comercial.
La elección del patrón en la citricultura no solo tiene implicaciones en la resistencia del árbol a enfermedades y condiciones adversas, sino que también desempeña un papel esencial en la calidad visual y organoléptica del fruto. Una correcta selección del patrón permite optimizar la pigmentación y prolongar la vida útil de los cítricos pigmentados, facilitando su comercialización en mercados exigentes.
Para leer el artículo completo, visite: La pigmentación de los cítricos y el efecto potenciador del patrón.