Alrededor del 40% del plástico que se produce en el mundo se utiliza para aplicaciones de envase y embalaje. Una cifra de peso que evidencia los beneficios del uso de materiales reciclados en el packaging, desde la reducción de su impacto ambiental, a un ahorro en recursos naturales y la mejora de la imagen de marca del envasador.
Cada europeo genera una media de 34 kilogramos de residuos de packaging plástico al año. De ellos, solo 14,1 kilos se reciclan (datos de Eurostat).
Conseguir que todo ese packaging entre en un circuito circular de reciclaje para convertirse en nuevos envases (u otros usos) y no en residuos definitivos, reduciría el impacto medioambiental de los vertederos. Además, se generarían menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Los envases fabricados con plástico reciclado pueden, a su vez, ser reciclables si se dan las condiciones adecuadas (por ejemplo, ser monomaterial). Estos envases sostenibles de plástico reciclado cierran el círculo de hacia una mejor gestión medioambiental.
Utilizar plástico virgen implica la necesidad de contar con unos recursos iniciales y la energía necesaria para extraerlos y transformarlos en plástico. Es el modelo de producción lineal que impera desde hace décadas.
Se asienta sobre la base de que los recursos son tan abundantes que no van a escasear jamás. Pero no es así. Son finitos y podrían llegar a faltar, bien por agotamiento de los propios recursos, o por cortes en el suministro por razones geopolíticas, económicas…
Reciclar el packaging ya existente evita esos riesgos, aporta autonomía de gestión de recursos a los países y genera empleo en la industria del reciclaje.
Los consumidores cada vez miran más el impacto ambiental de los productos que compran y las marcas en las que confían. Incorporar un packaging reciclado en tu negocio proyecta una imagen de preocupación por el entorno y compromiso medioambiental.
Las tendencias incluyen el ecodiseño, el uso de materiales reciclados de alto rendimiento y la implementación de soluciones inteligentes y reutilizables.
El reciclaje de un envase nace en la fase de diseño. Una composición monomaterial, o, al menos, con pocos elementos y fácilmente separables, favorecerá su reciclaje al final de su ciclo de vida. En este caso, aumentan las posibilidades de un reciclaje eficiente.
Es lo que se conoce como ecodiseño, diseño ecofriendly o diseño ‘ecoamigable’.
La Fundación Ellen McArthur señalaba en 2022 que las empresas están haciendo y planeando grandes inversiones en el diseño de envases técnicamente reciclables. También apunta que el contenido de plástico reciclado posconsumo se ha duplicado, pasando del 4,8% en 2018 al 10,0% en 2021.
En ese crecimiento de las soluciones ecoamigables para el envasado influye tanto la creciente conciencia medioambiental, como la certeza de que el packaging con plástico reciclado postconsumo, bien hecho, posee las mismas propiedades que el facturado con plástico virgen.
Los envases con plástico reciclado postconsumo tienen las mismas propiedades de uso que un envase con plástico virgen, ya sean de resistencia, de aislamiento térmico o para su uso en microondas o pasteurización.
Esta equiparación es el requisito esencial para poder ir paulatinamente ocupando el espacio que ahora ocupan los envases de plástico virgen y para que el mercado los acepte, siempre que las autoridades pertinentes los autoricen.
Los materiales reciclados pueden emplearse para fabricar envases reutilizables o retornables a los que se pueden añadir sistemas inteligentes de conexión digital.
Es el caso de las cajas KOMEBAC® de KNAUF INDUSTRIES en polipropileno expandido (EPP). Se pueden fabricar con material reciclado (R-EPP) y admiten sistemas digitales de geolocalización u otras funcionalidades. Estas nuevas tecnologías permiten un optimizar la gestión logística y supervisarla en tiempo real, algo especialmente relevante en el transporte de mercancías refrigeradas, medicamentos o alimentos premium (por ejemplo, angulas).
Se convierten así en formatos de envases inteligentes o smart packaging, reciclados y, a su vez, reciclables.
Desde una perspectiva de la sostenibilidad, los envases reutilizables (y los retornables) son alternativas preferibles al reciclaje. Esta estrategia circular ya funciona en el ámbito industrial con los embalajes de polipropileno expandido, como la caja KOMEBAC®.
Para trasladar la retornabilidad al ámbito ciudadano hace falta la implicación de la industria, proporcionando los medios para retornar los envases vacíos, y de la gran distribución, para ubicar esas máquinas en algún lugar de sus establecimientos.
Se trabaja también en la implementación de sistemas de rellenado de los envases. Una estrategia que ya implementa desde hace años la firma de alta perfumería Mugler con sus famosas Mugler Fountains.