El packaging cuenta historias. Las etiquetas inteligentes van un paso más allá de la mera información acerca de los ingredientes o las instrucciones de uso. Nos invitan a una visita inmersiva a todo el universo del producto. Pero esa es solo una de las posibilidades que ofrece la digitalización del packaging.
Aunque nos parezca cosa de hace apenas dos días, los primeros códigos de barras o UPC (Código de producto universal), los desarrollaron en los años 30 unos estudiantes de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard para facilitar las compras por catálogo.
En los años 40 y 50 adquirieron forma circular. Se estrenaron en un supermercado de Filadelfia y su finalidad era modesta: el gerente de la tienda solo quería agilizar el paso de los clientes por caja. Poco a poco fueron ganando adeptos y viviendo cambios hasta que, en 1973, IBM crea el código de barras de 12 dígitos que ahora conocemos.
Los avances tecnológicos de los últimos años han permitido el desarrollo de nuevos formatos de códigos, más avanzados y con muchas más posibilidades. El packaging, como es de esperar, se adapta con nuevas e innovadoras soluciones.
La normativa exige incluir de forma detallada muchos y diversos datos acerca del producto y del fabricante. Además, obliga a traducir los etiquetados a las lenguas oficiales de los países donde se quiera vender y se abre a la inclusividad, exigiendo un etiquetado de fácil acceso para las personas con discapacidad visual.
La propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre envases y residuos de envases, presentada por la Comisión Europea el 30 de noviembre, obligará asimismo a incluir información en algún tipo de soporte digital acerca de su composición de materiales y de cómo proceder con el residuo del envase una vez acabada su función (condiciones de reciclabilidad o compostaje…). El objetivo es evitar el greenwashing respecto a la circularidad de los envases.
El ciudadano, además, quiere más información acerca de los productos envasados. Quiere saber dónde, cómo y cuándo se ha fabricado el producto que va a adquirir, quién está detrás, qué componentes tiene, por dónde ha pasado…
Todo lo anterior ocuparía un espacio inabarcable en un envase. Inviable en términos de espacio, ni con una tipografía minúscula. E inviable en cuanto al diseño, más aún en un momento donde se tiende a la reducción de los etiquetados por cuestiones estéticas y de ahorro de tintas y materiales.
Por eso entre las tendencias de digitalización del packaging está la incorporación de nuevos códigos para incorporar esos contenidos sin límites.
Un código QR (Quick Response) en el embalaje inteligente es una forma de código de barras bidimensional o código 2D. Es fácil de escanear con la cámara de un teléfono inteligente u otro dispositivo móvil. Permite acceder a la web del fabricante para ampliar información del producto, de la marca o desarrollar estrategias de marketing.
Beneficios y aplicaciones
El código BIDI es similar al QR, pero mientras el QR es de código abierto y libre, el BIDI tiene código cerrado, es decir, privado. El uso de BIDI en el packaging de productos obliga a descargarse previamente una aplicación y aceptar las condiciones de uso específicas de las operadoras de telefonía móvil.
Su uso está generalizado en el sector farmacéutico, ya que permite alojar mucha información.
Funcionamiento y ventajas
Para leer el código BIDI se necesita el contrato con un determinado operador de telefonía. Esto limita bastante su crecimiento a nivel internacional.
El código DataMatrix también es un código 2D. Está compuesto por módulos individuales, negros o blancos y dispuestos en un patrón cuadrado o rectangular. La información se codifica mediante la presencia o ausencia de módulos negros en diferentes posiciones dentro de la matriz.
Características
Impacto de DataMatrix en la cadena de suministro
Esta codificación tiene bastante aplicación en logística y la industria electrónica para identificar mercancías y palés.
Permite codificar simultáneamente más de un campo de datos utilizando identificadores de aplicación. Por ejemplo, se pueden etiquetar palés de alimentos con el código de producto y añadir notas de peso y la fecha de vida útil.
Además de agilizar la gestión de inventario, facilitan el seguimiento del historial de calidad de los productos y sus componentes (accediendo a la información sobre pruebas de calidad e inspecciones y aprobaciones) y asegura la trazabilidad a lo largo de la cadena de suministro.
Este código, desarrollado por una pyme española, surge para superar los problemas de lectura de otros sistemas, como los códigos de barras o RFID. Con liquidos
Innovación y eficiencia
A diferencia de los códigos vistos hasta ahora, que obligan al usuario a leer uno por uno cada código, Bleecker permite una lectura múltiple y en movimiento. Así se obtiene un análisis continuo, en tiempo real y en cualquier escenario industrial.
Tal agilidad de lectura reduce en un 20% del tiempo de carga/descarga, con un porcentaje de rechazo del 0%. Un aliado estratégico para la industria logística, ya que permite optimizar la trazabilidad y la productividad, y, con ello, abaratar costes.
También es tecnología made in Spain. Este código con recuadros de colores sobre un fondo negro ‘locuta’ la información para hacerla accesible a las personas con discapacidad visual.
Tecnología y beneficios
La principal diferencia con otros códigos es que la app detecta el código incluso a una distancia 12 veces superior a un código QR, en cualquier dirección y sin necesidad de enfocar. Funciona con el usuario quieto y en movimiento.
Mejora de la experiencia del usuario
Convertir la información visible en audible y eliminar la necesidad de enfocar es un salto hacia la inclusividad en el packaging.