El 40% de los alimentos se desperdicia antes de llegar al mercado. Una de las razones es la falta de una conservación poscosecha adecuada. Los bioestimulantes son una parte importante para la solución de esta problemática mundial. En este artículo, JANSSEN PMP explica cómo los bioestimulantes tienen el potencial de aumentar el rendimiento, mejorar la calidad y prolongar la vida útil de las frutas y hortalizas.
Los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que activan los mecanismos naturales de las plantas para que puedan hacer frente a factores estresantes abióticos como temperaturas extremas, sequía o salinidad. Estas sustancias mejoran la germinación, la fotosíntesis, la absorción de nutrientes y la eficiencia en el uso del agua. En definitiva, los bioestimulantes hacen que las plantas estén más sanas y sean menos vulnerables a factores externos.
Los bioestimulantes constituyen un paso importante hacia una agricultura más sostenible. Mejoran el rendimiento y la calidad de los cultivos al aumentar:
Cada una de estas mejoras contribuye a un cultivo más saludable, respondiendo mejor y con mayor resiliencia al estrés abiótico. Ayudando a maximizar los rendimientos potenciales, reduciendo el desperdicio de alimentos al mejorar la calidad durante su vida útil. Al mismo tiempo, hacer que los cultivos sean más rentables para los productores y garantizar la sostenibilidad frente al cambio climático.
Todos los cultivos se benefician de la aplicación de los bioestimulantes adecuados. Si estos están sanos, son más resistentes y mantendrán su calidad durante más tiempo.
Los bioestimulantes dan a los cultivos el impulso que necesitan para crecer mejor y más rápido de forma natural. Los cultivos más saludables valen más y, además de eso, una vida útil más larga tiene el potencial de ayudar a reducir ese 40 % del desperdicio de alimentos.