Del 11 al 15 de noviembre tuvo lugar Postharvest 2024, en el centro de eventos de Rotorua, Nueva Zelanda. Después de las postergaciones debidas al Covid, el encuentro tuvo una gran capacidad de convocatoria, siendo el punto de encuentro de científicos de diferentes países del mundo. Agrupó a tres simposios:
Allan Woolf, Plant & Food Research (derecha), en el acto de reconocimiento a científicos retirados con una actuación destacada en poscosecha; Ian Ferguson, en la imagen, es uno de los agasajados. En su caso, por la labor desempeñada como co-editor en jefe de la revista "Postharvest Biology and Technology"
Coordinado por Allan Woolf, Plant & Food Research, y Andrew East, Massey University, bajo la égida de la ISHS, Sociedad Internacional de Ciencias Hortícola, contó el apoyo de las instituciones mencionadas y personal de ellas, que atendió a los congresistas, así como NZIAHS (The New Zealand Insitute of Agricultrual & Horticultural Science Ind,) e International Society for Plant Pathology.
La apertura de Postharvest 2024 estuvo a cargo del Prof. Giancarlo Colelli, presidente del Grupo Poscosecha de la ISHS, quien explicó el papel de la Sociedad Internacional de Ciencias Hortícolas (ISHS) en la difusión de los conocimientos científicos.
Giancarlo Colelli, presidente del grupo poscosecha de la ISHS, y Kerry Everet, Plant & Food Research
El simposio contó con 365 asistentes de unos 14 países; se realizaron unas 300 presentaciones orales, 100 posters y 11 talleres de trabajo, y 5 excursiones entre las que elegir. Los Abstracts y Posters pueden descargarse de la sección Programme de la web de Postharvest 2024.
De Nueva Zelanda, en las sesiones orales y de pósters participaron numerosos investigadores de Plant and Food Research. También de Massey University, University of Otago, Lincoln University, University of Auckand, Fonterra Research and Development Centre, Riddet Institute, AgResearch Limited, Zespri Innovation Ltd, Kiwifruit Breeding Centre, Callaghan Innovation, Canterbury Agriculture Science Centre, Fooding Global (empresa dedicada a promover los hongos por su alto contenido en vitamina D), Scion (sensores en tiempo real del contenido en iones de la savia) y Agrofresh N Zelanda.
Los patrocinadores fueron los productores de kiwi Zespri, Tomra & Compac, Unitec, Janssen PMP, Isolcell e ICL.
Los temas estrella en el encuentro fueron el desperdicio alimentario y cómo puede ayudar la investigación a reducirlo, la genómica como herramienta de la poscosecha, producción sostenible de alimentos, y la cuarta dimensión en enfermedades poscosecha.
En Postharvest 2024 participaron, directamente o a través de los trabajos en coautoría, investigadores del IVIA, Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias; Universidad Miguel Hernández de Elche, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad de Granada, IFAPA; IHSM, Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea "La Mayora" y, por parte de empresas, Agrofresh, Productos Citrosol, Masso y la Cooperativa Agrícola Nuestra Señora del Oreto Coop., Cooperativa Agrícola de Callosa d'en Sarria y Fresas Nuevos Materiales
En Nueva Zelanda cuentan con una oficina para asesorar al Primer Ministro sobre cómo abordar la pérdida y desperdicio de alimentos. Juliet A. Gerrard, ex asesora científica principal del Primer Ministro y actualmente en la Universidad de Auckland, explicó el trabajo realizado en Nueva Zelanda, a la que se refirió como “Aotearoa”, término usado originalmente fue utilizado por el pueblo maorí para referirse sólo a la Isla Norte y que desde finales del siglo XIX la palabra alude a todo el país.
Destacó las tensiones y las compensaciones involucradas en la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos en toda la cadena de suministro; lo que se sabe y lo que no se sabe y cómo la investigación y la innovación pueden respaldar un cambio hacia un sistema alimentario menos derrochador y más sostenible.
El estudio realizado en Nueva Zelanda muestra que se desperdicia un 40% de comida, lo que significa un desperdicio paralelo de agua, energía, etc., y una emisión de gases de efecto invernadero. El desperdicio de comida es un "problema iceberg" ya que la mayor parte no se ve. En Nueva Zelanda se calcula en 600 dólares de NZ (330 €) por hogar los alimentos que acaban en el cubo de la basura.
Este país trabaja para que en 2040 no exista desperdicio alimentario a través de una serie de acciones como la prevención, rescatar productos para uso humano, crear nuevos productos, alimentación animal, recuperación de materiales, recuperación de nutrientes, recuperación de energía, y, como último paso, desechar el producto, en una estrategia que busca adaptarse a las circunstancias específicas. Cuentan con una publicación, Preventing food loss and waste in Aotearoa New Zealand, dedicada a estas estrategias.
Destaca la importancia de que los consumidores cuenten con información que les permita tomar decisiones adecuadas; no siempre es bueno sin envase, por ejemplo, o qué hacer con comida sobrante, y los supermercados tienen un gran papel para cumplir en la información a sus clientes.
También la investigación, que actualmente juega un papel relativamente pequeño, tiene un papel a cumplir investigando en temas como la vida poscosecha de frutas y hortalizas, su valor nutricional, cómo valorizar los desperdicios, seguridad alimentaria, procesamiento de los recursos, digestión anaeróbica, etc.. La I+D puede ayudar a los planes de acción que plantea el Gobierno y deben realizarse acciones coordinadas privadas y públicas. Entre los aspectos más inmediatos en que la investigación puede ayudar se encuentran mejores técnicas de plantación y cosecha, horticultura de precisión, nuevos cultivares, envasado inteligente para alargar la vida útil, o la determinación de para qué productos vale la pena asumir los costes del envasado.
A la derecha, Nik Ansorge, Sales Manager New Zealand de Tomra, acompañado por Jake Lambert, Service Sales Representative
Los esfuerzos para mantener la vida útil y la calidad poscosecha de frutas y hortalizas generalmente toman la forma de cosecha temprana, almacenamiento en ambiente controlado y uso de genética que retrasa la maduración y/o influye en la textura. Si bien son eficaces para mantener la vida útil y son esenciales para satisfacer las demandas del mercado de productos frescos, lamentablemente estos enfoques pueden afectar negativamente la calidad.
James Giovannoni, USDA-ARS y Boyce Thompson Institute, de USA, explica que la comprensión de los genes y genomas ha revolucionado el mejoramiento de plantas y proporciona numerosos genes candidatos para abordar muchos problemas en la producción de plantas, el rendimiento y la calidad poscosecha.
La biotecnología ofrece promesas a través de dos mecanismos, los OGM, organismos modificados genéticamente, y la edición de genes.
En cultivos extensivos existen varios OGM -maíz, soja, algodón, remolacha azucarera, colza y trigo- pero en especies con menor valor económico global, son poco frecuentes los desarrollos que han llegado al mercado. Uno de ellos es la papaya genéticamente modificada para evitar el papaya ringspot virus, que es el 85% de la cultivada en Hawai. También están la manzana Arctic cuya pulpa no pardea, una piña de carne rosada que alcanza altos precios en el mercado (Fresh Del Monte tiene la exclusiva y también es más dulce) y varios tomates para el sector hobby.
El ponente tomó como ejemplo el tomate, cuyo genoma se estudió en 2012. Existen 75 genomas de tomate cultivado y tos de tomates silvestres, toda una oportunidad para mejorar esta especie. En USDA-ARS tienen 1777 accesiones y 140 genomas.
Un mayor conocimiento del genoma representa opciones para mejorar las características de frutas y hortalizas y las nuevas herramientas biotecnológicas son una opción para transferir rasgos nuevos con mayor facilidad al germoplasma de élite. Esto da como resultado cultivos que explotan la diversidad genética natural para la mejora de los cultivos, no modificados genéticamente, desarrollados a través del conocimiento del genoma.
AgroFresh puso a disposición de los congresistas oportunos cafés
En un símil con el mundo económico, Brent Clothier, Plant and Food Research, Palmerston North, indica que los activos de la naturaleza son los suelos, la vegetación, la biodiversidad, las aguas, y son ellos quienes, además del clima, sustentan el bienestar de la humanidad.
El concepto de capital natural integra el pensamiento económico con los principios ecológicos, considerando los activos de la naturaleza como capital. En el mundo económico, los intereses y las rentas fluyen del capital. Por analogía, en el mundo ecológico los servicios ecosistémicos fluyen de nuestras reservas de capital natural, y son enormemente valiosos. Necesitamos mantener los activos de la naturaleza.
En el libro de 1911 de Franklin Hiriam King sobre “Agricultores de cuarenta siglos” en el este de Asia. King visitó Japón, Corea y China en 1909 para, en sus palabras, “considerar las prácticas de unos quinientos millones de personas que tienen una herencia intacta adquirida a lo largo de cuatro mil años”. Su clarividencia fue precursora del pensamiento moderno sobre los servicios ecosistémicos.
King destacó cómo la utilización de desechos orgánicos, incluidos los resultantes de un fracaso en la (entonces) gestión poscosecha de los productos alimenticios, era fundamental para mantener las reservas de materia orgánica en el suelo. Sólo mediante esta inversión de desechos orgánicos en la naturaleza ha sido posible, concluye King, cultivar estas tierras de forma continua durante 4.000 años. El suelo sin carbono, señaló, es inerte. La aplicación continua de desechos orgánicos en la tierra, afirma King, también tuvo como consecuencia mantener la estructura del suelo.
La presencia de materia orgánica permite que el suelo tenga poros; también hay más carbono y más mineralización del carbono, y se evita la desaparición del nitrógeno, que capturado por el C del suelo, se reduce a un 10%
El ponente llama la atención sobre los problemas que ocasiona la desalinización del agua; un estudio que realizó en Emiratos Árabes Unidos mostró que se están salinizando los acuíferos por efecto de los vertidos de las desalinizadoras, que tienen tres veces más salinidad que el agua de mar. Las aguas de un acuífero salinizado pueden llegar a tener una salinidad de 25 dS/m.
Empezando por la izquierda, Francesco Brancato, Project Sales Manager Australia and New Zealand, Unitec;; Luciano di Paola, Business Development Manager, Unitec; y Munevver Dogramaci, PhD, Research Plant Physiologist, Lead Scientist ARS-USDA, especialista en poscosecha de patata
Las herramientas y tecnologías avanzadas disponibles en la actualidad han mejorado drásticamente nuestra comprensión de la asociación de las plantas con su microbioma y los mecanismos de desarrollo de enfermedades. Numerosas evidencias muestran que los microorganismos no patógenos cooperan con los patógenos para permitir la infección y aumentar la gravedad de la enfermedad.
El concepto de “patobioma”, introducido por Samir Droby, Agricultural Research Organisation, Israel, abarca el que el desarrollo de la enfermedad poscosecha sea complejo y que pueda involucrar, además del patógeno, otros componentes del microbioma.
Samir Droby, Agricultural Research Organisation, Israel, explica que para entender las afecciones poscosecha de frutas y hortalizas es necesario tener en cuenta el concepto de patobioma. En España lo expuso en sendas conferencias en el IVIA y en el IATA; véase la nota El proceso de la enfermedad pasa de triángulo a pirámide
El patobioma puede ayudar a instalarse la enfermedad al facilitar una transición de resistencia a susceptibilidad. una fruta sana tiene un balance de microbioma, los factores bióticos y abióticos pueden crear disbiosis con una microbiota cambiada y eso puede conducir a la enfermedad.
El ponente prefiere hablar de “manipular” la enfermedad en vez de “controlar”. Sus investigaciones demostraron que en los dos días siguientes a la inoculación de Penicillium expansum a través de una herida en manzana, aumentan levaduras y hongos. Esto permite pensar en la manipulación de la composición microbiana como una herramienta.
Otro de las investigaciones realizadas se centró en cómo afectan al microbioma los compuestos exudados por la superficie del fruto. Si un fruto tiene una herida, el fruto reacciona emitiendo volátiles que son señales enviadas al medio ambiente. El patógeno las procesa y empieza el crecimiento de la espora en dirección a la herida, y seguramente es una señal también para otros microorganismos.
Considerando la dinámica y plasticidad del microbioma de los productos cosechados en respuesta a los tratamientos y prácticas previos y posteriores a la cosecha, el ponente indica que se debería reexaminar el enfoque de utilizar un solo antagonista para el biocontrol.
Felix Instrument ha desarrollado un equipo NIR para evaluar la madurez de berries; es el equipo que muestra Galen George, Director of Applied Science de la empresa. Lo acompaña Beata Mahalean, Technical Sales & Support en Nueva Zelanda
El control poscosecha de diferentes patógenos depende principalmente de los métodos tradicionales de conservación que a menudo implican el uso de pesticidas sintéticos. Sin embargo, estos están cada vez más bajo presión y, como resultado, la necesidad de pesticidas de origen natural aumenta constantemente. Wendy Schotsmans, Janssen PMP, en su conferencia, explicó que, sin embargo, la experiencia demuestra que los tratamientos de química verde casi nunca llegan al mercado.
Wendy Schotsmans, Global Product Manager Postharvest Physiology en Janssen PMP, es hija de agricultores y científica y buena conocedora de las dificultades que asociadas a las crecientes restricciones en el uso de fitosanitarios y del largo camino hasta el registro de nuevas especialidades, también si estas son de origen natural
El proceso de evaluación generalmente implica varios pasos clave: El primer paso es una evaluación puramente teórica y consiste en recopilar información relevante sobre la nueva solución natural. Esto incluye la búsqueda de literatura científica y patentes, información de seguridad, aprobaciones regulatorias existentes o certificaciones.
En un segundo paso se realiza una evaluación más profunda, pero de alto nivel. Se somete una muestra del nuevo producto a varias pruebas, comenzando con pruebas de eficacia, que implican la realización de varios estudios controlados in vitro e in vivo para determinar la efectividad potencial, así como los posibles problemas de fitotoxicidad. Al mismo tiempo, se realizan pruebas de estabilidad y compatibilidad para revisar el comportamiento del producto en diferentes condiciones.
Además de estas evaluaciones en laboratorio, otros departamentos relevantes también inician una evaluación de alto nivel. Los departamentos de asuntos legales y regulatorios realizan una evaluación de los requisitos, el cronograma y el costo para registrar el producto en los países y cultivos de interés, mientras que el departamento de la cadena de suministro evalúa el proceso de producción y evalúa el potencial para aumentar la escala a volúmenes comerciales. Simultáneamente, el departamento comercial realiza una evaluación del potencial de mercado, la necesidad y el interés potencial en dicho producto.
Solo si la evaluación de alto nivel es positiva, comienza la evaluación y el desarrollo más especializados. Esto implica más pruebas de eficacia, incluidos ensayos de campo, una evaluación toxicológica y ecotoxicológica, pruebas de residuos, evaluación del destino y comportamiento ambiental, determinación de la mejor ruta de registro, aumento de la escala de producción, empaquetado, investigaciones de transporte, etc.
Durante la presentación la ponente destacó dónde están los obstáculos y dónde fallan la mayoría de estos productos naturales, así como el interés que en la investigación sobre productos naturales potencialmente útiles, se profundice en su capacidad de ser utilizados comercialmente.
Empezando por la izquierda, Itrik Malul y Andrey Berman, en el stand en que ICL presentó FruitMag, una nueva formulación basada en minerales para proteger a lo cítricos en poscosecha
Las frutas y verduras son componentes clave de la dieta humana, ya que contienen una variedad de fitoquímicos que mejoran la salud humana. Su consumo regular a menudo se relaciona con niveles más bajos de inflamación y un menor riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardiovasculares, así como una mejor función inmunológica y salud mental.
Las prácticas previas y posteriores a la cosecha influyen en las abundancias fitoquímicas de compuestos nutricionales y promotores de la salud en las frutas y verduras. Estas prácticas pueden considerarse un enfoque de "cosecha a salud" e incluyen la elección de cultivares de calidad y la optimización de las condiciones de cultivo, la ubicación, la madurez de la cosecha y las prácticas de manejo poscosecha para mejorar los fitoquímicos que promueven la salud.
Bhimanagouda Patil, Universidad Texas A&M, explicó estudios realizados conjuntamente con Deepak Kumar Jha y Vikas Dadwal, sobre cultivares de cebolla, melón, pomelo y tomate para conocer los fitoquímicos clave y sus repercusiones en la salud.
Por ejemplo, en el pomelo maduro, se encontró que el D-limoneno y las furanocumarinas inhiben las isoenzimas hepáticas críticas CYP 3A4 y CYP 1B1 necesarias para el metabolismo de los fármacos. Los estudios de cultivo celular sugirieron que los bioactivos cítricos, incluidos los limonoides (limonina y otros derivados) y la nomilina, fueron eficaces para inhibir la proliferación de células de cáncer de colon y de cáncer de mama MCF-7 y promover la apoptosis a través de la supresión de la señalización inflamatoria mediada por NF-κB.
También descubrieron que los jugos cítricos ayudan a aumentar la densidad ósea y podrían prevenir la osteoporosis, luego de la modulación de enzimas antioxidantes y lípidos en ratas orquidectomizadas.
En los estudios de nanocebado de semillas de cebolla, midieron mayores niveles de di-/monoglucósidos de quercetina y descubrieron que estos bioactivos redujeron la gravedad del daño oxidativo, que estudios previos demostraron que tiene actividad antiaterosclerosis in vitro e in vivo.
El licopeno es un carotenoide beneficioso y demostramos que inhibe la proliferación en células de cáncer de próstata de ratas. En nuestro estudio en curso sobre tomates, aumentamos la biosíntesis de licopeno en tomates al complementarlos con radiación UV en condiciones de invernadero.
Ahora están investigando el potencial prebiótico de los fitoquímicos para la salud intestinal. Estas investigaciones tienen como objetivo comprobar si los fitoquímicos pueden mejorar el crecimiento de microbios intestinales clave o la producción de metabolitos microbianos como ácidos grasos de cadena corta y compuestos antimicrobianos para combatir patógenos transmitidos por los alimentos.
Los estudios futuros se centrarán en la metabolómica microbiana intestinal para comprender mejor la actividad bacteriana intestinal y los beneficios generales para la salud de las frutas y verduras.
Xavi Parra, director de I+D+i de Citrosol, expuso CATsystem®, el primer sistema de control automático de las concentraciones en tratamientos poscosecha (derecha) y Pere Papasseit, fundador de SPE3, empresa gestora de Poscosecha, Postharvest, Tecnología Hortícola ACTUAL FruVeg, Biblioteca de Horticultura y Agenda
Tito Spaldi, Sales Manager de Isolcell, patrocinador de Postharvest 2024, con la autora
Sala de las conferencias magistrales
El espacio de las pausas café
100 trabajos se expusieron en formato póster
La imagen principal corresponde a la entrega de premios a los trabajos presentados.