En la compleja red de procesos y sistemas que conforman la industria alimentaria, la elección del fluido caloportador adecuado es esencial para garantizar la eficiencia de las operaciones.
Dos opciones comunes, temper y glicoles, a menudo compiten por su lugar en este escenario. Pero … ¿Cuál de ellos es el fluido más eficiente para el uso en la industria alimentaria?
HTF Iberian Partners te lo explica a continuación.
Temper, es un fluido térmico usado en la industria alimentaria para transferir calor en diversas aplicaciones, especialmente la refrigeración.
Mientras que los glicoles son conocidos por su papel en los anticongelantes, también tienen un lugar en la industria alimentaria. Cuando se manejan correctamente, ofrecen propiedades únicas para procesos como la conservación de alimentos y la calefacción de equipos. La versatilidad de los glicoles les permite adaptarse a una amplia gama de aplicaciones.
la diferencia principal radica en su función y composición química: temper es un fluido térmico especializado basado en sales orgánicas, mientras que glicol es un compuesto químico procedente de diversas fuentes (petróleo, vegetales…).
Si quieres saber más sobre estos fluidos caloportadores te invitamos a leer otros de nuestros artículos: Más información sobre el temper, más información sobre el glicol
A la hora de elegir entre temper y glicoles, es crucial considerar factores específicos de cada aplicación en la industria alimentaria.
La temperatura requerida, las propiedades de transferencia de calor y, sobre todo, la eficiencia energética, deben ser evaluadas de cerca. Un análisis cuidadoso de estos elementos garantizará que el fluido seleccionado no solo cumpla con los requisitos técnicos, sino que también garantice la integridad de los productos alimentarios.
En la batalla entre estos dos fluidos caloportadores, la eficiencia prima ante cualquier otro requisito. La elección del fluido térmico adecuado no solo afecta la eficiencia operativa, si no que también tiene un impacto directo en la calidad y seguridad de los alimentos producidos.
Evaluar las necesidades específicas de cada proceso y aplicar prácticas de manejo adecuadas es esencial para mantener los más altos estándares en la producción alimentaria.