Las cerezas, conocidas por su sabor dulce y textura jugosa, son también una de las frutas más delicadas y perecederas. Para asegurar que lleguen al consumidor en condiciones óptimas, es esencial aplicar tecnologías avanzadas de conservación. En este sentido, Fruit Control Equipments (FCE) ha desarrollado un sistema altamente eficaz basado en tres pilares clave para la poscosecha: enfriamiento rápido, atmósfera controlada (AC) y sanitización del aire.
Tras la cosecha, las cerezas comienzan a deteriorarse rápidamente debido a las altas temperaturas ambientales. Para preservar su frescura y calidad, es crucial reducir su temperatura de manera inmediata.
El sistema CHYC™ HydroCooler de FCE enfría las cerezas de forma rápida y uniforme hasta alcanzar una temperatura de +1/+2 °C, gracias a un innovador sistema de ducha. Este método previene choques térmicos y mantiene intactas las propiedades organolépticas de la fruta.
Un enfriamiento eficiente no solo prolonga la vida útil de las cerezas, sino que también garantiza una textura más crujiente, una mayor jugosidad y una mejor resistencia a lo largo del tiempo.
Una vez enfriadas, las cerezas requieren condiciones de almacenamiento óptimas para prolongar su frescura. La gestión adecuada de la atmósfera es clave en este proceso.
El sistema Flex Fruit Case (FFC) permite aplicar AC directamente en los pallets, regulando con precisión los niveles de oxígeno y dióxido de carbono. Esto reduce el metabolismo de la fruta, ralentizando su deterioro natural y permitiendo su conservación hasta 60 días sin necesidad de aditivos químicos.
Gracias a esta tecnología avanzada, los productores y distribuidores pueden garantizar una calidad constante a lo largo del tiempo, optimizando la cadena de suministro y reduciendo el desperdicio de producto.
Además de controlar la temperatura y la atmósfera, la calidad del aire en los almacenes y cámaras frigoríficas es fundamental para la óptima conservación de las cerezas.
La tecnología IONNY® de Fruit Control Equipments utiliza un innovador sistema de ionización para reducir la carga microbiana en el ambiente, eliminando hongos, levaduras y bacterias. Este proceso mejora las condiciones higiénicas del producto y previene la propagación de agentes patógenos, protegiendo la calidad de las cerezas durante el almacenamiento.
Todo esto se logra sin el uso de sustancias químicas, garantizando un entorno más seguro tanto para la fruta como para los operarios, y preservando la frescura y seguridad del producto de manera natural.