La primera parte de la campaña citrícola actual ha estado marcada por los efectos adversos de la DANA, afectando la calidad de diversas variedades debido a las intensas lluvias registradas en algunas de las principales zonas productoras de cítricos. Como resultado, en las últimas semanas se han observado problemas en la calidad externa de los frutos, lo que ha derivado en reclamaciones en los mercados de destino.
Las consecuencias de estos eventos climáticos podrían prolongarse en la segunda fase de la campaña, especialmente en aquellas variedades que, por su naturaleza, son más sensibles a la aparición de daños, manchas y alteraciones fisiológicas en la piel.
El impacto es aún más crítico en las variedades Premium de mandarinas híbridas —como ‘Tango’, ‘Nadorcott’, ‘Leanri’, ‘Murcott’ y ‘Orri’—, que poseen un alto valor añadido y requieren un manejo cuidadoso. Este aspecto cobra mayor relevancia considerando que gran parte de esta fruta se exporta en contenedores a destinos lejanos, con viajes que pueden durar varias semanas.
En las últimas semanas, estos daños han aparecido con diferentes patrones de incidencia e intensidad, variando según la campaña, el momento de cosecha, la zona de producción o la partida específica.
Estos defectos en la piel de los cítricos tienen su origen en campo y evolucionan con el tiempo. Mientras que algunos se hacen evidentes al llegar al almacén, otros se manifiestan durante la vida poscosecha, ya sea en la central tras los tratamientos, almacenamiento y confección, o incluso en destino (Imagen de portada).
Las causas de estas alteraciones son múltiples y aún están en proceso de investigación. Sin embargo, se ha identificado una estrecha relación con condiciones meteorológicas adversas y cambios bruscos en el estado hídrico del árbol, como encharcamientos seguidos de períodos de deshidratación.
El escenario actual, caracterizado por campos afectados por la DANA y temperaturas inusualmente elevadas durante el invierno, podría acelerar la maduración de los frutos y provocar una senescencia prematura del flavedo, aumentando la susceptibilidad a daños como el manchado por frío o el manchado por fondo de cajón (Orihuel-Iranzo et al., 2018).
Ante esta situación, es fundamental adoptar estrategias que reduzcan el impacto de los manchados en variedades sensibles, tanto en campo como en poscosecha. A continuación, se presentan algunas medidas clave:
Recolección cuidadosa: Seleccionar frutos que no hayan sufrido cambios bruscos de temperatura ni presenten daños externos. Se recomienda evitar la exportación de fruta procedente de parcelas con antecedentes de problemas de calidad, zonas con encharcamientos prolongados o frutos recolectados inmediatamente después de lluvias intensas.
Selección rigurosa en almacén: Intensificar la tría para eliminar frutos con defectos y garantizar una mayor uniformidad en la calidad del producto final.
Aplicación de fitoprotectores: Utilizar CitroProtect Plus en tratamiento drencher, balsa o drencher on-line para minimizar la incidencia de manchados. Este producto protege la piel de los cítricos y reduce la aparición de daños y desórdenes fisiológicos, siendo especialmente efectivo frente al manchado por fondo de cajón.
Encerado adecuado: Seleccionar el recubrimiento más apropiado según el destino de la fruta, lo que ayuda a minimizar daños por frío y mejorar la conservación durante el transporte. Entre las opciones disponibles se encuentran SunSeal, SunSeal Vegan y PlantSeal.
La correcta implementación de estas estrategias permitirá mitigar los efectos de la DANA en la calidad de la fruta, asegurando que las variedades premium mantengan su valor comercial y su aceptación en los mercados internacionales.
Orihuel-Iranzo B., Navarro I., Bretó J., Mottura M.C. 2018. Characterization and control of bottom box water spot", a new citrus rind disorder in Spain. Acta Hortic. 1194. ISHS 2018.
Imagen de portada
Evolución del manchado de un fruto de mandarina cv. Tango tratado, confeccionado y 7 días almacenado; más 0 y 3 días a temperatura ambiente