Cuando hablamos de migración nos referimos al proceso por el cual un fruto, que no ha sido tratado directamente con un producto químico, contiene una cierta cantidad de este al analizarlo. A este proceso de migración del químico se le conoce también como ‘contaminación cruzada’ y resulta una de las problemáticas más frecuentes y que más preocupan en la industria hortofrutícola a la hora de comercializar fruta fresca.
Uno de los casos más mediáticos y que puso sobre la mesa la magnitud del problema de la migración surgió cuando, en julio de 2012, FRESHFEL (European Fresh Produce Association) informó a la Comisión Europea de la detección en varias frutas y hortalizas de residuos de cloruro de didecil dimetil amonio (DDAC) y de cloruro de benzalconio (BAC), compuestos que forman parte de la familia química de desinfectantes conocida como amonios cuaternarios (QACs), tanto en fruta procedente de países terceros como de Europa, incluyendo además productos ecológicos. Por otro lado, algunos Estados Miembros de la UE (Alemania, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica) también habían notificado a la Comisión Europea este problema.
Este hecho obligó a las empresas hortofrutícolas que utilizaban amonios cuaternarios como desinfectante de sus envases, líneas, cámaras, etc., a cambiar de producto por cuestiones comerciales y no por cuestiones técnicas relativas a su eficacia en el proceso de desinfección. De hecho, en ese momento, no había un LMR (Límite Máximo de Residuo) establecido para los compuestos de amonios cuaternarios en fruta, ya que no estaba autorizado su uso en una aplicación directamente sobre fruta. Por lo tanto, a falta de LMR definido, su máximo era el límite de detección (0.01 ppm). Tras varios años de lucha, se consiguió en 2014 que la Comisión Europea, conocedora del proceso de contaminación cruzada que realmente tiene lugar por la migración de sustancias desde los envases, líneas, etc., fijara un LMR para los amonios cuaternarios de 0.1 ppm (Reg.1119/2014/EU). Sin embargo, está prevista una revisión de estos LMR para este año 2020 y, es probable que se modifiquen en función de los datos de residuos más recientes.
En el caso concreto de empresas comercializadoras de fruta fresca, los principales problemas de migración aparecieron: i) tras la prohibición de productos fitosanitarios que se llevaban utilizando durante años (como el antiescaldante Difenilamina o el fungicida Ortofenilfenol); y ii) por los residuos de los productos que se utilizaban en la desinfección, especialmente provenientes de los envases de madera.
En este artículo abordaremos la problemática de la migración de desinfectante, tomando como ejemplo el caso de residuos de amonios cuaternarios procedentes de la desinfección de envases hacia la fruta, en qué puntos tiene lugar esta migración, si es posible minimizarla y cómo reducir el residuo en el producto final. Sin embargo, los puntos de contaminación y las estrategias para minimizarlos o eliminarlos se pueden generalizar para cualquier biocida utilizado en la desinfección de envases susceptibles de generar residuos en fruta.