Las micotoxinas en alimentos son tóxicas y es necesario realizar un control analítico exhaustivo
Las toxinas fúngicas, o micotoxinas en alimentos, son metabolitos tóxicos producidas por una serie de hongos que se pueden encontrar de manera natural en un gran número de productos agrícolas. Estos productos pueden ser utilizados como materias primas para preparar alimentos para animales, como contaminantes o residuos tóxicos de los productos de las explotaciones zootécnicas (leche, huevos y carnes) pudiendo entrar en la cadena alimentaria a través de estas vías o de manera directa a través del consumo de cereales, frutos secos, frutas y sus productos elaborados.
Qué son las micotoxinas
Las micotoxinas son metabolitos tóxicos, que incluye setas, mohos y levaduras. Cuando se dan las condiciones de humedad y temperatura proliferan y forman colonias que pueden resultar en altas concentraciones de micotoxinas.
Son numerosos los factores que pueden influir en la presencia de micotoxinas en alimentos, como la resistencia genética del cultivo, condiciones climatológicas con temperaturas y humedad altas o condiciones de almacenamiento y transporte inadecuado. Por ello, la contaminación del producto puede ocurrir en cualquier punto de la cadena, desde la cosecha, recolección, almacenaje, transporte, producción y conservación.
Principales micotoxinas en alimentos
De las 800 conocidas, solo 30 tienen propiedades tóxicas siendo las aflatoxinas, la Ocratoxina A, la Zearalenona, las fumonisinas y los tricoticenos (deoxinivalenol T2 y HT-2) las asociadas a problemas de toxicidad alimentaria. Las micotoxinas en alimentos pueden estar presentes en productos como maní, pistacho, nueces, semilla de algodón, trigo, maíz y otros cereales, legumbres, granos de café, manzanas, uvas y otras frutas, cebada, arroz, semilla de ajonjolí, etc.
Los principales alimentos en los que podemos encontrar dichos contaminantes son los cereales, las harinas y los productos elaborados a partir de ellos (pan, productos panadería, pastelería, bollería, etc.), pero también se encuentran en los frutos secos, leche y derivados lácteos (principalmente aflatoxinas), frutas y derivados (Patulina y Ocratoxina A), café, cerveza o vinos. Las micotoxinas también se encuentran en piensos para animales, por lo que pasa al consumidor de forma indirecta a través de los productos derivados de los animales como carne, huevo y leche.
Legislación sobre micotoxinas
La legislación a nivel europeo que regula y fija el contenido máximo permitido es el
Reglamento (CE) 1881/2006 de la Comisión, de 19 de diciembre de 2006, por el que se fija el contenido máximo de determinados contaminantes en los productos alimenticios. Posteriormente, se han producido una serie de legislaciones y actualizaciones que han revisado las contenidos máximos de ciertas micotoxinas y productos alimenticios.
Análisis de micotoxinas, garantía de calidad
Los métodos para el análisis de las micotoxinas en alimentos han evolucionado en busca de una mayor precisión en la identificación de estas sustancias, por lo que es necesario disponer de la tecnología más avanzada y de las acreditaciones necesarias para avalar la competencia técnica y calidad en los ensayos.
AGQ Labs pone a disposición de sus clientes ensayos específicos para la determinación de las principales micotoxinas mediante Cromatografía de Líquidos acoplada a Espectrómetros de Masas (LC/MSMS) para alimentos y por técnicas rápidas ELISA.
Las principales micotoxinas analizadas son Aflatoxinas B1, Aflatoxinas B2, Aflatoxinas G1, Aflatoxinas G2, Suma de Aflatoxinas B1+B2+G1+G2, Deoxinivalenol, Fumonisina B1, Fumonisina B2, Fumonisina B1+B2, Ocratoxina A, Toxina HT2, Toxina T2 y Zearalenona.
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